Estuvimos toda la tarde mirando los ferrocarriles,
inyectados de verde,
aquel viento del sur me elevó como nunca
y fue la primera vez que crecí sin voz.
Me perdí entre el acero de aquella estación.
Cuando regresé, ya todos estaban dormidos
inyectados de verde,
aquel viento del sur me elevó como nunca
y fue la primera vez que crecí sin voz.
Me perdí entre el acero de aquella estación.
Cuando regresé, ya todos estaban dormidos
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