viernes, junio 22

America










Esa sonrisa de itinerante perdida
en una América lejana
pero adentro.


Los hombres estàn cansados de infringir tabùes.

Catalina








Estoy en tu ventana

En el bosque sembrando los arboles que veras en invierno
Hija.

Estoy construyendo un refugio en la montana

Esculpiendo una idea buena
Y mirándote.

lunes, mayo 21

miércoles, mayo 9

Extraño



 Cerca del sur
 los restos del cielo son tejidos en cubiertas,
 el carbón vegetal roto y salvaje es negro
 y la promesa de lluvia es  paulatina  en las nubes,
 extraño es el hombre libre en su corazón
 extraño es el hombre desencadenado en último claro ,
la savia bajo la corteza
va hasta  la raíz y abre el brote seco  que es la lengua rajada en la boca él
que  tiembla en gracia,
extraño es el hombre desencadenado por fin
 terminado en las costuras rojas de las venas
 susurra suave todos los nombres de las risas muertas
  se ha  desatado y ahora juega
el viento es su almohada y los cielos son su cama

jueves, marzo 29

San Pedro de Atacama


En los páramos de este desierto lisérgico,
pareciera que mi condición de aberrante ingenuo se confunde entre sentires y pesares nocturnos,
por allá lejos en algún ayllú de San Pedro fui enterrando una por una todas mis penas pasadas, sin infancia y sin veteranía la edad de bronce apareció para condenarme y perdonarme después.
Con el pasar de los días mi piel fue tomando colores desconocidos al tejido sereño, la humedad fraguó los recuerdos de peneca y una mujer pintada de azul vislumbró con la energía tenue toda mi perseverancia.
Ahora este sentimiento pende como el crepúsculo, y esas ganas insostenibles de saberlo todo me hacen hablar de más a sabiendas que el silencio me defiende de batallas corporales.
Una mano abierta a la hora de la verdad, te abraza .

martes, enero 3

Crónica de un primero


El calor desértico provoca en mi piel algo similar a la aguja del tatuaje; me duele (o en este caso me quema), pero me gusta. Podría soportarlo de cualquier modo, estoica, como la mañana de un primero de enero caminando entre la polvareda de chusca, por allí, en algún ayllú de San pedro. Debería llevar protector solar, pero la loción pierde importancia al no traer, si quiera, mi ropa de trabajo, y peor aun, mis sostenes.
Debería renunciar y volver a la cama (la mía), pero ya estoy aquí, sintiendo como mis pupilas tratan de pixelar los rostros, y mis tímpanos descifran como la clave morse, los mensajes varios que el bulbo comparte conmigo.
Ahora escucho a mi jefe diciéndome todas esas cosas referente a la lealtad y la responsabilidad, mientas el sol tatúa en mi la condena, la dulce condena...
Después de todo valió la pena, pienso, de vuelta entre la chusca, camino a casa, pensando en mis amigos, y yo, tirados todos, compartiendo la vida y la cerveza, arrojando al vacío los proyectos económicos, y como lagartija al sol, se calienta mi cabeza y me fundo, me fundo, entre la luz de mi mocedad y el canto sublime que un chincol.
( a mi amiga vania)